
En algún momento del siglo XXI —no sabemos bien si en Dubái, Estambul o TikTok— alguien con más audacia que criterio decidió que era buena idea ponerle fideos crocantes y pistachos verdes a un bloque de chocolate. No fue un accidente. No fue una necesidad. Fue puro acto performático. Y lo más raro de todo… funciona.