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De curiosidad de feria a protagonista de cocina, salud y belleza: la flor de Jamaica llegó desde el norte argentino para quedarse. Con su rojo intenso, su frescura y beneficios comprobados, pasó de ser un secreto de campo a una costumbre diaria que se comparte de boca en boca, como esos remedios y recetas que realmente funcionan.
Gastronomía13 de agosto de 2025
Vaneloga
Con la flor de Jamaica en Argentina pasó lo segundo: empezó como curiosidad de feria saludable y hoy ya tiene lugar fijo en la alacena de muchos. ¿El motivo? Lo que se dijo de ella —que es rica, fresca, saludable y versátil— resultó ser verdad. Y cuando algo cumple con lo prometido, pasa a formar parte de esos secretos que se transmiten de boca en boca para resolver “tal o cual” problema, ya sea bajar la presión, refrescarse en verano o darle un toque distinto a la cocina.
Un cultivo que encontró su lugar en el norte argentino
La Hibiscus sabdariffa, conocida como flor de Jamaica o rosella, llegó desde tierras cálidas y encontró su hábitat ideal en provincias como Misiones, Corrientes y Chaco, donde el calor, la humedad y la ausencia de heladas fuertes permiten que prospere (Canal 12 Misiones, 2023). Allí, pequeños productores y familias rurales comenzaron a cultivarla, primero como ornamento o para consumo propio, y hoy como producto con potencial comercial. Ejemplos sobran: en Saladas, Corrientes, José María Canteros produce flor de Jamaica para infusiones y gastronomía; en Sáenz Peña, Chaco, la familia Svoboda la cultiva de manera artesanal, retomando recetas heredadas de sus abuelos (La Voz del Chaco, 2024).
El cultivo es rústico: no necesita grandes insumos, se adapta a suelos medios y se maneja muchas veces a secano. Tras la floración, se recolecta el cáliz rojo carnoso, que se seca al sol o en horno eléctrico para su venta (Expoagro, 2023). Con un ciclo de 5 a 9 meses, según la región, ofrece buena producción por planta y se integra bien en esquemas de diversificación.
De la taza a la mesa, y más allá
Infusiones y refrescos
El agua de Jamaica —infusión fría de la flor seca, ácida y de color rubí— es su presentación más conocida. Se sirve con hielo y un toque de azúcar o miel, y se ha convertido en alternativa saludable frente a gaseosas y jugos industrializados (La Nación, 2024). En versión caliente, funciona como tisana sin cafeína para acompañar comidas o a media tarde.
Cocina dulce y salada
En Misiones y Corrientes se prepara mermelada de flor de Jamaica, ideal para tostadas o repostería (Wikipedia, 2024). En cocinas creativas, la flor rehidratada se saltea con cebolla y especias para rellenar empanadas vegetarianas o tacos. También se usa en chutneys, vinagretas y salsas agridulces para carnes.
Medicina natural
Sus propiedades diuréticas, antioxidantes y vasodilatadoras la hacen popular en herboristerías y consultas naturistas. Estudios respaldan su efecto beneficioso sobre la presión arterial y el colesterol, así como su aporte de vitamina C (Infobae, 2024).
Cosmética y cuidado personal
En cosmética natural, la infusión concentrada se aplica como tónico facial antioxidante o enjuague capilar fortalecedor. Sus pigmentos y antioxidantes también se aprovechan en jabonería y maquillaje artesanal (Vogue México, 2024).
El porqué de su auge
Tendencia saludable: Sin cafeína, antioxidante y con beneficios comprobados, encaja en la demanda de infusiones funcionales (Infobae, 2024).
Accesibilidad creciente: Antes era importada; hoy la producción local la hace más visible y asequible (La Voz del Chaco, 2024).
Marketing y gastronomía: Restaurantes y emprendedores la presentan en tragos, postres y ferias como novedad gourmet (Expoagro, 2023).
Sabor y versatilidad: Cumple con lo prometido: refresca, aporta color y se adapta a mil preparaciones.
Recetas rápidas para incorporar
Agua de Jamaica fría: Hervir 2 cdas. de flor seca en 1 litro de agua, colar, endulzar y enfriar.
Mermelada de rosella: Hervir cálices frescos con azúcar y poca agua hasta espesar.
Vinagreta de hibiscus: Infusionar flores en vinagre caliente con azúcar y especias.
Tónico facial: Infusión concentrada enfriada, con unas gotas de limón, aplicada con algodón.
La flor de Jamaica dejó de ser rareza de feria para convertirse en ingrediente de confianza. Su sabor, su color y sus beneficios hacen que cada vez más argentinos la adopten, no como moda efímera, sino como parte de ese recetario íntimo de soluciones que se comparten de generación en generación.
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