
No necesitás una membresía al gimnasio ni una rutina complicada. Lo que necesitás es empezar a caminar. Porque si supieras lo que le pasa a tu cerebro cada vez que salís a moverte, no lo dejarías para mañana. Caminar estimula tu memoria, te protege del deterioro mental y te vuelve más claro, más resiliente, más vos.

















