Los nuevos sellos “Sin Gluten”: qué cambia, cuánto cuesta y qué implica para el productor argentino

Desde fines de 2023, Argentina vive una transformación silenciosa en las góndolas: los productos libres de gluten adoptan un nuevo sello. Pero detrás de ese pequeño ícono en la etiqueta, hay un proceso técnico, legal y económico que pocos conocen.

Producto Argentino07 de noviembre de 2025VanelogaVaneloga

El fin de una era: del “Sin TACC” al “Sin Gluten”

singluten_tapa_01Foto: stock
Durante años, el sello “Sin TACC” fue el símbolo inconfundible que daba tranquilidad a quienes viven con celiaquía. Significaba que el producto no contenía trigo, avena, cebada ni centeno en ninguna instancia de su elaboración.

Pero el avance tecnológico y la nueva normativa argentina permiten ahora que ciertos productos que originalmente contenían gluten puedan ser tratados para eliminarlo, dando lugar al nuevo sello “Sin Gluten”.
Esta distinción no es menor: el logo “Sin TACC” se reserva para alimentos que nunca tuvieron gluten, mientras que el nuevo “Sin Gluten” puede aplicarse a aquellos que lo eliminaron mediante procesos controlados, siempre que no superen los 10 mg de gluten por kilo de alimento.

Ambos sellos convivirán hasta diciembre de 2026, fecha límite para que todos los envases se actualicen.

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Qué implica tener el sello “Sin Gluten”

Conseguir la autorización para usar el sello no es una simple formalidad. Implica cumplir con una serie de requisitos técnicos, normativos y de trazabilidad que garanticen la seguridad del consumidor.

Los pasos básicos son:

Registro oficial del producto ante ANMAT o autoridad provincial competente, bajo la categoría de alimento libre de gluten.
Análisis de laboratorio que certifique que el nivel de gluten es menor o igual a 10 mg/kg.
Implementación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y protocolos para evitar la contaminación cruzada.
Diseño y aprobación del nuevo rótulo, que debe incluir la leyenda “Sin Gluten” y el símbolo homologado.
Auditorías y controles periódicos que aseguren la continuidad de la condición libre de gluten.

Para los productores, esto no sólo implica una inversión económica, sino también una reestructuración interna: limpieza de líneas, revisión de proveedores, capacitación del personal y controles más estrictos de calidad.

Cuánto cuesta tener el sello


En la práctica, obtener el sello “Sin Gluten” no es un trámite simbólico: es una inversión seria. Cada producto debe certificarse de manera individual, y los costos se multiplican si la empresa maneja varias líneas o presentaciones. Solo el registro y los análisis iniciales pueden superar el millón de pesos por producto, a lo que se suman las adecuaciones de planta, controles internos, rediseño del packaging y las auditorías que garantizan la trazabilidad. 

El costo real de obtener el sello “Sin Gluten” depende del tamaño y la estructura del productor. En el caso de una pequeña empresa o emprendimiento artesanal, el proceso completo puede rondar los 4 millones de pesos por producto durante el primer año, sumando análisis, registros, rediseño y controles básicos. Para una empresa mediana, con varias presentaciones o líneas de producción, la inversión asciende a entre 8 y 10 millones de pesos, ya que incluye adaptaciones de planta, mayor número de pruebas y packaging más complejo. En el caso de las grandes industrias, que manejan volúmenes altos o exportan, los costos pueden superar los 15 o incluso 20 millones de pesos. A esto se suman los gastos de mantenimiento anual —análisis, auditorías y renovaciones— que pueden representar entre 2 y 5 millones de pesos adicionales cada año.

 
Qué gana el consumidor

Para quienes compran exclusivamente productos “Sin Gluten”, este cambio también tiene un impacto directo en el bolsillo. Cada nuevo sello implica costos de análisis, registro y rediseño que las empresas trasladan —de una forma u otra— al precio final. Por eso, es fundamental que las autoridades consideren medidas concretas para aliviar ese gasto: reducir tasas, simplificar trámites o aplicar beneficios impositivos a quienes fabrican y consumen alimentos libres de gluten. La salud no puede ser un lujo.


El cambio apunta a una mayor claridad. “Sin Gluten” es una expresión más universal, usada en todo el mundo, y permite que el consumidor —sea o no celíaco— reconozca de inmediato que ese alimento está libre de gluten en niveles seguros.

Para las marcas, es también una oportunidad: este tipo de sellos genera confianza, fideliza al consumidor y abre las puertas a mercados internacionales donde la certificación “Gluten Free” es requisito básico de exportación.

 
El desafío para la industria argentina

Argentina busca alinearse con las normativas internacionales, pero también exige a sus productores una inversión que muchos pequeños elaboradores ven difícil de afrontar.  Aun así, el cambio avanza. El “Sin TACC” quedará como un sello histórico, símbolo de una época. El futuro de los alimentos libres de gluten ya tiene otro nombre y otro costo: “Sin Gluten”, el nuevo idioma de la confianza alimentaria.


Fuentes:

ANMAT – Código Alimentario Argentino, Art. 1383 y 1383 bis (Resolución Conjunta 32/2023)
Ministerio de Salud de la Nación
CIATI (Centro de Investigación y Asistencia Técnica a la Industria)
Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas


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