Sonria Lo Estamos Mirando

La risa es una medicina natural. No hace falta esperar a que algo te cause gracia: podés provocar la risa, entrenarla y usarla como una herramienta para equilibrar cuerpo y mente. Te mostramos ejercicios simples, respaldados por la psicología, que podés hacer a diario para levantar el ánimo y reducir el estrés.

Notas de Autor28 de octubre de 2025VanelogaVaneloga

La conexión cuerpo-mente: cómo reír cambia todo

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Imagen realizada con IA. Crédito: Arte Escondido.


La conexión cuerpo-mente es real.
Lo que hacés con tu cuerpo impacta directamente en cómo te sentís. Un gesto, una respiración, una postura… todo puede modificar tu química interna. Y entre todas esas acciones, la risa es la más transformadora.
Reír –aunque sea a propósito– mejora la oxigenación, baja el cortisol (la hormona del estrés), fortalece el sistema inmune y libera endorfinas. En pocas palabras, te devuelve el equilibrio.

A continuación, una guía práctica de ejercicios simples, individuales o grupales, que podés incorporar a tu rutina para inducir la risa, relajar la mente y volver a sentirte bien.

1. Sonrisa forzada con un lápiz (feedback facial)
Colocá un lápiz horizontalmente entre los dientes, sin usar los labios, y sostenelo entre 30 segundos y un minuto. Si no tenés lápiz, sonreí intencionalmente, aunque no tengas ganas.
Esa contracción muscular engaña al cerebro: activa los mismos circuitos de una sonrisa real. En minutos baja la tensión, mejora el ánimo y te prepara para sobrellevar mejor el día.

 
2. Respiración profunda (diafragmática)
Sentate o recostate. Poné una mano en el abdomen y otra en el pecho. Inhalá por la nariz durante 4 segundos, retené el aire por 7 y exhalá lentamente por la boca en 8. Repetilo 4 a 6 veces.
La respiración diafragmática “apaga” el modo de alerta del cuerpo, baja el ritmo cardíaco y despeja la mente. En cuestión de minutos, la ansiedad disminuye.

 
3. Postura de poder (pose de superhéroe)
Parate con los pies firmes, la espalda recta y las manos en la cintura o los brazos elevados en “V”. Mantené la posición por 1 o 2 minutos.
El cuerpo envía una señal directa al cerebro: “estoy fuerte”. Mejora la autoconfianza y reduce el estrés. Es simple, pero cambia tu energía por completo.

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4. Visualización positiva

Cerrá los ojos y recordá una escena que te haya hecho reír. Traé los sonidos, los colores y las sensaciones. Respirá profundo mientras revivís ese momento.
Este ejercicio corta los pensamientos negativos y genera emociones agradables reales. Es una mini-vacación mental que alivia el estrés y aclara la mente.

 
5. Humor cotidiano
Incorporá pequeñas dosis de humor a tu rutina: un chiste, un video, una charla con alguien que te divierte. Jugá con las palabras, exagerá situaciones, reíte de vos mismo.
El humor es una válvula de escape natural. Te permite relativizar los problemas, desarmar la rigidez y ver el lado liviano de la vida.


6. Risa fingida (carcajada inducida)
Buscá un lugar tranquilo y soltá una risa falsa, exagerada, aunque suene ridícula. Repetila varias veces.
Tu cuerpo no distingue entre risa real o fingida: libera endorfinas, baja la tensión muscular y genera bienestar inmediato. A veces, la risa falsa termina siendo auténtica.

 
7. Yoga de la risa
En grupo, se combinan respiraciones, juegos y carcajadas inducidas que terminan siendo reales.
El yoga de la risa reduce la ansiedad, mejora el vínculo social y deja una sensación física de alivio y vitalidad. Diez minutos equivalen a media hora de ejercicio aeróbico ligero. Una medicina colectiva sin pastillas.

 
8. Dinámicas de grupo (juegos humorísticos)
Hacer muecas, contar historias disparatadas o el clásico “no te rías, perdés” genera risa espontánea y contagiosa.
Compartir la risa crea unión, libera tensiones y mejora el clima emocional. Ideal para familias, equipos de trabajo o amigos que necesitan recargar energía.

 




9. Carcajada encadenada
Acostados en rueda, cada persona apoya la cabeza sobre la panza del otro. Uno comienza a reír, y las carcajadas se propagan en cadena.
El efecto es inmediato: la vibración del cuerpo y el sonido colectivo generan un estado de alegría contagiosa. Lo usan en risoterapia porque desarma cualquier defensa.

 
10. Reí de vos mismo
Narrá tu día como si fueras un personaje de comedia. Buscá el absurdo, la exageración, el disparate.
Reírte de tus torpezas no te debilita: te libera. Pasás de ser víctima de lo que te pasa a ser protagonista de tu propio guion. Y eso cambia todo.


Si te agarra la tristeza, ya sabés: tenés recursos. No te permitas quedarte en la amargura. Primero observá, comprendé y luego, inevitablemente, trascendé. Hay un mundo maravilloso esperándote, y se revela solo cuando nos damos permiso de sentirlo, de reír y de vivirlo en plenitud.


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