
Transformar lo invisible en medicina: entre sonidos, naturaleza y energía, guía procesos de sanación en un mundo que comienza a recordar su verdadera esencia.
Del DNI al iris, los argentinos soltamos datos como si fueran caramelos. Entre apps, redes y trámites, ¿cuándo dejamos de cuidar lo que nos vuelve vulnerables?
Los más chiquitos, los más tecnológicos y el grupo más pequeño de humanos: nuestra descendencia.
En la búsqueda de sentirse mejor y desapegarse lo más posible de cualquier sometimiento médico, muchos encuentran un camino que primero exige reaprender. Y para eso, volverse autodidactas, investigadores de uno mismo y de lo que existe y no sabíamos que existía. En ese contexto, aparece quien se está llevando todos los laureles: la vitamina B3. Acá, el primer punto para investigar.
Demoliendo programaciones. Hay una que está tan injertada en el subconsciente humano que ni la notamos. La esperanza. Y no bien aparece la palabra, te cae enseguida en la mente esa frase que repetimos como autómatas: “es lo último que se pierde”.
Cada planta guarda una historia, y cada infusión, una voz que no se olvida. Un botiquín vivo del pueblo, donde la abuela es la farmacéutica y el monte, el laboratorio.