
Nos han tomado tanto por boludos, que a estas alturas hasta la palabra nos queda grande. De aquellos gloriosos días en los que el "boludo" era símbolo de torpeza ocasional, hoy no queda ni el rastro.
Tan rico, es tan fácil, es tan económico, es tan bueno para la salud, es tan de todo. Solo hay que ponerse las pilas un día: te juntás con una amiga a la tarde, se arman varios frascos, se reparten, y así hay salud para todas las familias.
Argentina produce litio pero no recicla sus baterías: el eslabón que falta para jugar en serio en la transición energética.
Si vas a sumar yogur a tu mesa, elegí natural, sin azúcar, con cultivos vivos. Leé la etiqueta, ajustá la versión a tu necesidad (entero, descremado, deslactosado) y usalo como base real de desayuno o merienda. Podés hacerlo en casa con dos pasos claros y, si preferís comprar, en góndola tenés opciones nobles. Lo demás es ruido.
Sabrosos y eternos compañeros de picadas y sánguches, los pepinitos en vinagre tienen su propia historia en la mesa argentina. Detrás de cada frasco no solo hay recetas caseras y secretos de conservación: también están los cultivos que se extienden en distintas provincias y las variedades elegidas especialmente para que un simple pepino se convierta en un bocado irresistible.
María Montessori nació en Italia en 1870, se convirtió en la primera médica del país y desde allí desarrolló un método educativo que puso al niño en el centro del aprendizaje. Su pedagogía, marcada también por un vínculo espiritual con el padre Pío, sigue siendo un faro de innovación que la escuela tradicional todavía se niega a aplicar plenamente.